"Mientras su boca ascendía, sus manos masajearon la carne húmeda e hinchada de su sexo, pronto los suspiros se convirtieron en respiraciones entrecortadas y jadeos, y Diego ahondó más con sus caricias.
Una vez que cada parte de ella estuvo sensible y enrojecida por sus deliciosas atenciones, se colocó de rodillas a los pies de la cama y lamió con avidez la delicada piel que sus dedos habían estado torturando minutos antes"
Muy, muy bueno Olga, me he quedado con los dientes largos.
ResponderEliminarBueno bueno, Olga. Se queda una con ganas de leer más ;)
ResponderEliminarComo me gustan estos regalos!!
ResponderEliminarTe he dicho que quiero más...??
Besos!!