Sucedió en Roma

Llevaba seis meses en Roma y no había conocido a ningún hombre que me llamara la atención, algunos muy guapos, todos elegantes, pero nada, que mi estómago seguía como siempre y no había música sonando en mis oídos.
Iba de camino a casa después de salir del trabajo cuando sonó el móvil, ¡lo que faltaba, mi madre!
-Hola mamá, me pillas muy mal ahora mismo. No, no salgo con nadie.
Sí mamá, adiós mamá.
Estaba guardando el teléfono cuando vi a un hombre increíblemente guapo mirándome y sonriendo. De repente las campanas empezaron a repicar ¿o eran violines? Mi estómago se llenó de mariposas mientras se acercaba.
-Hola, no he podido evitar escuchar tu conversación ¿eres española?-preguntó con un acento andaluz que quitaba el hipo.
-Sí -dije con una sonrisa boba en la cara.
-Me llamo Andrés -explicó y me dio dos besos.
-Marta.
-Marta, ¿te apetece un capuchino?
-Sí -respondí con otra sonrisa boba. Mientras en mi mente repetía: gracias mamá, gracias mamá…

3 comentarios:

  1. Este me ha parecido divertidísimo y muy bonito, jajajaja
    ¡Genial!

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  2. Pues era muy original, sencillo, directo sin florituras y real. Me gusta. Lástima que no lo ganaras.

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